Solander aprovechó su visita para buscar en las boticas de la ciudad medicinas y hierbas para completar el botiquín del barco, consiguiendo por ejemplo pareira brava y bálsamo de copaiba. El sábado 25 de noviembre, es Daniel Solander el que consiguió llegar a tierra sin ser detenido por los guardias portugueses haciéndose pasar por el ayudante del cirujano que había sido requerido por los frailes de un convento de la ciudad.