A duras penas Banks junto con dos de sus criados acarrearon a Solander junto al lugar donde el grupo había conseguido hacer un pequeño refugio mientras que junto al más afectado Richmond se quedaron el otro criado negro de Banks, Dorlton, y uno de los marineros. De vuelta hacia el vivac, uno de los lacayos de Banks, Peter Briscoe, empezó a sentirse muy enfermo y se temió también por su vida.